Época: China
Inicio: Año 1045 A. C.
Fin: Año 221 D.C.




Comentario

El período más creativo y fructífero de la filosofía china fue el correspondiente a la dinastía Zhou en su última etapa, históricamente conocido como período de Primavera y Otoño y el de los Reinos Combatientes. Las escuelas filosóficas como las de Confucionismo, Legalismo -Legitimismo- y Taoísmo (Daoísmo) han perdurado durante muchos siglos, aunque en aquel período hubo tantas divergencias entre ellas que llegó a crearse la denominación de las Cien escuelas de Pensamiento.
Los seguidores de Confucio aceptaron las doctrinas de su fundador, basadas en el acatamiento de los ritos y la práctica de la benevolencia. Estas doctrinas ponían de ejemplo a la dinastía Zhou del Oeste, considerada como la edad de oro, y mediante su imitación, un gobernante podría intentar restablecer aquella utopía.

Los legalistas predicaban que los intereses de los gobernantes son supremos, preeminentes, y que el Estado se regiría mejor bajo reglamentos y leyes duros y rigurosos, bajo un control policial férreo, calificable de sistema totalitario.

Sin embargo, los taoístas desterraron las ambiciones terrenales y se concentraron en conseguir la armonía con la naturaleza, viviendo en ocasiones como ermitaños en zonas despobladas e inhóspitas.

Excepto los taoístas, varias teorías filosóficas fueron presentadas a los señores feudales por los eruditos itinerantes con el deseo de ser asignados a altos cargos de la gobernación. Algunos señores feudales mantenían, en efecto, cortes en las que vivían centenares de eruditos letrados.

Desde el establecimiento de la dinastía Qin por el primer emperador chino Qinshi Huangdi, en el año 221 a.C., se fomentó la victoria de los seguidores del Legalismo. La quema de libros ocurrida en el año 213 a.C., en la que se destruyeron todos los textos confucionistas así como los relacionados con ellos, fue ordenado por el emperador, fiel seguidor de aquella doctrina. Pero la dinastía Han efectuó un cambio de dirección, y el confucionismo se convirtió en la doctrina filosófica oficial, aunque muchas de las prácticas administrativas vigentes procedían de las de los legalistas, como se apuntaba más atrás.

La restauración de los textos de Confucio estaba basada en los pocos que habían sido salvados del fuego, y conservados ocultos, junto a otros que fueron recreados por los letrados confucionistas que los habían memorizado. Mientras que ello sirvió para preservar las enseñanzas de Confucio, muchos de los argumentos esenciales de otras escuelas filosóficas, únicamente conservados en textos escritos, se perdieron irremediablemente, por lo que pocos de ellos pudieron llegar hasta la era contemporánea.

El Confucionismo se convirtió así en la ideología oficial de la dinastía Han, sirviendo para la elaboración de los temas principales para los exámenes de selección de los nuevos funcionarios, elementos clave en la gobernación del Estado.